El sexo es una parte fundamental del ser humano. Todos buscamos a menudo nuevas actividades o posturas con el objetivo de que nuestras relaciones íntimas no caigan en la monotonía. Siempre estamos indagando sobre nuevas técnicas o escenarios de juegos de roles para mejorar nuestra vida sexual. Pero, ¿quién dice que para disfrutar del sexo haya que estar continuamente probando nuevas posturas sexuales? ¿Qué sucedería si en lugar de intentar nuevos movimientos en la cama probásemos a quedarnos quietos? ¡Prepárate para no moverte! En este post vamos a hablarte de uno de los fenómenos que más están creciendo en el excitante mundo de los juegos eróticos. Hablamos de la “inmovilización” o el “bondage”.
Quizás, a nuestro querido lector la idea de quedarse totalmente quieto le parezca cualquier cosa menos sexy. Sin embargo, limitar nuestros movimientos o los de otra persona durante el acto sexual puede proporcionarnos una experiencia sexual única. De hecho, los contenidos sobre inmovilización sexual no paran de crecer en internet. Cada día, en todo el planeta, este fetiche sexual capta a miles de nuevos entusiastas. En la red podemos encontrar una gran cantidad de contenidos bondage en sitios XXX, en chats eróticos en vivo, en páginas con relatos eróticos… Por otra parte, en el mercado de los juguetes sexuales existe una amplia variedad de accesorios centrados en la inmovilización. ¿Está pensando en incorporar el bondage a su vida sexual? En esta guía para principiantes le mostraremos las claves de esta práctica sexual.
El bondage o inmovilización, como su nombre indica, es un juego de rol en el que uno de los participantes emplea lazos, esposas, arneses y otros accesorios, para restringir el movimiento de la otra persona. Para que pueda realizarse este juego sexual, uno de los miembros debe estar dispuesto a asumir el papel de sumiso. El otro participante, obviamente, será la persona dominante. La inmovilización sexual puede ser parcial (una parte del cuerpo es inmovilizada) o completa (por ejemplo, introduciendo al sumiso/a en una jaula). Este tipo de juego, al igual que sucede en los chats eróticos en vivo, requiere una inmensa confianza y negociación previa, ya que la persona inmovilizada es completamente vulnerable.
Depende de quienes lo practiquen, en qué contexto y con qué grado de inmovilización. El bondage se puede hacer de muchas maneras. Podemos hacer la inmovilización con una persona muy sumisa y quieta; empleando juguetes sexuales que la mayoría de las personas consideran extremos como las jaulas, las camisas de fuerza o los arneses. No obstante, también podemos hacer un bondage intercambiando el rol del sumiso y con juguetes más “suaves” como lazos o bufandas de seda atadas alrededor de los postes de la cama. Habrá personas que incluso esta segunda situación también les parezca extrema. Como ves, todo depende de qué consideras tú hardcore y qué no. ¡Es lo mismo que ocurre con las películas porno o los chats eróticos en vivo!
Sin embargo, lo que queda claro es que el juego de la inmovilización, sea cual sea su grado, implica un intercambio de poder consensuado. Por otra parte, el bondage no es un juego qué podamos practicar a la ligera. Antes de ello, debemos tomar en cuenta una serie de consideraciones para garantizar la seguridad de la persona inmovilizada. Dejar a una persona atada y sometida en la misma postura durante mucho tiempo puede provocarle lesiones musculares y heridas. Tampoco está permitido hacer giros de 180 grados al cuello o sumergir a alguien bajo el agua. Lo más recomendable es que comiences con cosas sencillas como atar las extremidades. Recuerda que ante todo debe haber un mutuo acuerdo entre los miembros sobre lo que están dispuestos a hacer.
El bondage puede ser excitante y placentero, tanto para el sumiso como para el dominante. Claro, por un lado la inmovilización es muy agradable para las personas que asumen el rol de dominantes. Cuando están en esta situación, pueden satisfacer su predilección por dominar sexualmente a otras personas. Pueden lograr orgasmos muy potentes al ver a una persona movilizada. Sin embargo, el sumiso o la sumisa también puede gozar con esta actividad sexual. La mayoría de las personas tienen un lado sumiso, una parte de su personalidad que disfruta dejándose llevar, sometiéndose al control de otra persona. Por último, hay quienes encuentran muy excitante la oportunidad de darle placer a su pareja, mientras que la otra persona está totalmente inmovilizada.
Recuerda que el bondage no se limita a atar a una persona las extremidades. Hay otros juegos de inmovilización muy divertidos como el Shibari. De la misma manera, hay muchos accesorios para limitar el movimiento de las extremidas, el cuello o el torso: esposas, mascarás, correas, mordazas, fustas, cuerdas, arneses, jaulas… Al pensar en nuevas maneras de mejorar tu vida sexual, el bondage puede que sea justo lo que necesitabas. El juego de la inmovilización es algo que todos los amantes del sexo deberían al menos probar una vez en su vida, como ocurre con los chats de sexo en vivo y las líneas eróticas.