La sexualidad humana es compleja: comprende diferentes géneros u orientaciones sexuales y abarca toda clase de preferencias y deseos. Durante las conversaciones sobre el sexo, cada vez estamos escuchando hablar más de dos términos para nada convencionales. Nos referimos a la palabra “kinky” y “fetiche”. Sin embargo, a menudo las personas emplean estos dos términos para referirse a un mismo concepto. Aunque guardan similitudes, kinky y fetiche son dos cosas diferentes. En el presente artículo vamos a mostraros las diferencias entre el sexo kinky y el fetichismo. Arrojaremos un poco de luz acerca de las características de cada uno de ellos.
El sexo kinky o las palabras “kink” o “kinky” hacen referencia a un comportamiento y/o deseo sexual alejado de todo lo que consideramos como convencional. Las personas que se identifican con estos términos no tienen prejuicios, son abiertas de mente, les gusta probar cosas nuevas. Por lo tanto, tienen la capacidad innata para hacer realidad sus fantasías sexuales, romper con los métodos tradicionales. Cuando llevar a cabo el sexo, sus relaciones son muy divertidas, estimulantes, espontáneas e, incluso, pervertidas. Para hacernos una idea, el sexo kinky es algo similar a lo que sucede en las películas para adultos o en las webcams porno. Quienes lo practican no tienen reparos en mostrar sus deseos o preferencias. Por otra parte, la cultura kinky abarca un amplio espectro de actividades y deseos sexuales: dominación, sumisión, juegos de rol, juguetes eróticos, sadomasoquismo...
Quizás, el elemento primordial de este tipo de sexo es la fantasía sexual, pues cumplirla se convierte en uno de los objetivos principales del acto. Aunque también está el juego intenso previo, que contribuye a dar vida, diversión y novedad a la práctica. Como acabamos de comentar, en el sexo kinky las fantasías sexuales, la capacidad de experimentar nuevas sensaciones y los preliminares, son elementos fundamentales. Sin embargo, a estos debemos también sumarle la comunicación y el consentimiento. Quienes practican este tipo de relaciones sexuales lo hacen tras dialogar de manera profunda y abierta sobre las preferencias de la otra persona. Tienen el conocimiento total de lo que les gusta a su pareja y donde están los límites. Además, saben que el placer ha de ser mutuo. En definitiva, el sexo kinky se refiere a aquellas personas que no tienen miedo a experimentar cosas nuevas, se sienten atraídas por el sexo no convencional y buscan el placer consensuado de todos los participantes.
La expresión “fetiche” o los vocablos “fetiche sexual” hacen alusión a la atracción que experimentan algunas personas hacia ciertos elementos u objetos que les sirven de complemento o mejoran sus relaciones sexuales. Dicho de otro modo, los fetichistas son personas que buscan generar más placer durante sus encuentros sexuales mediante el empleo de ciertos objetos. Incluso, algunas personas son incapaces de excitarse si estos elementos no están presentes en el acto sexual. Algunos de los fetiches más populares incluyen: la ropa interior femenina (usada o no); el calzado (en especial, los zapatos con tacones); el cuero, el látex, los juguetes eróticos y los disfraces. Sin embargo, el fetichismo no se reduce simplemente a sentir atracción por un determinado objeto. Por ejemplo, la podofilia (sentir deseo y excitación por los pies) es otro tipo de fetiche. Actualmente, el fetichismo está más de moda que nunca. En las películas para adultos, en las webcams porno e, incluso, en las líneas eróticas, el número de adeptos a este tipo de preferencias sexuales no para de incrementarse.
Tanto el sexo kinky como el fetichismo, son preferencias sexuales cuyos orígenes derivan de la combinación de factores psicológicos, biológicos y ambientales. La mayoría de expertos en el tema, sostienen que el sexo kinky nació como una respuesta al deseo de la persona a experimentar cosas nuevas y renovar sus estímulos sexuales. Participar en este tipo de actividades sexuales se considera un método muy eficaz a la hora de explorar y satisfacer los deseos del individuo. Por esta razón, el sexo kinky está cada vez más de moda en las webcams porno. Los espectadores desean comprender mejor su sexualidad y mostrarla en un lugar repleto de mujeres comprensivas y discretas.
En el lado opuesto, se cree que los fetiches sexuales pueden tener su origen en los primeros años de vida de la persona. Por ejemplo, encuentros durante la infancia o la adolescencia que tuvieron un impacto profundo en el desarrollo sexual del individuo. Estas experiencias pueden dar lugar a que la persona sienta una atracción irremediable a ciertos objetos, vinculándolos a la excitación sexual y el placer.
Para comprender mejor cuáles son las diferencias entre los términos “kinky” y “fetiche” debemos analizar el rol que juegan cada uno de ellos en la excitación sexual. Las personas afines al sexo kinky experimentan deseo sexual en base al tipo de actividades y escenarios sexuales involucrados en el encuentro sexual. Por el contrario, a alguien con fetiches sexuales, el elemento definitorio es el objeto en sí. Sin esa lencería de mujer, sin esa prenda de cuero, sin ese calzado..., no pueden excitarse.
Comprender las diferencias entre los términos “kinky” y “fetiche” es esencias para fomentar una perspectiva más inclusiva e informada acerca de la sexualidad del ser humano. Como seduce en las webcams porno y en la vida misma, siempre que sea aceptado por todas las partes y se practiquen de forma responsable, ambas preferencias sexuales merecen el respeto y la aceptación de toda la población.