La industria del entretenimiento para adultos ha experimentado un boom sin precedentes durante la última década. Gracias a las nuevas tecnologías, ahora podemos disfrutar de mucho más que las simples películas porno. Por ejemplo, la tecnología streaming ha posibilitado que millones de personas en todo el mundo puedan disfrutar del sexo de una forma más emocionante y entretenida. De hecho, las webcams porno son ya el principal negocio relacionado con el sexo por Internet del planeta. Estas plataformas cuentan con muchos más usuarios que los clásicos sitios web de videos XXX como Pornhub.
De la misma manera, gracias a esta nueva industria del sexo, millones de modelos en todo el mundo tiene la oportunidad de ganarse la vida. De acuerdo a la revolución que han supuesto las webcams porno en el entretenimiento para adultos, en países como Colombia se estima que más de 70.000 personas trabajan en el modelaje webcam, mientras que otras 50.000 dependen indirectamente también de este sector.
Sin embargo, y pese a la gran cantidad de colombianos que viven de esta industria, lo cierto es que esta profesión aún no ha sido regulada por las autoridades del país cafetero. Como en cualquier otra industria, un negocio que no está regulado por el Estado, abre la posibilidad a escenarios de explotación. De hecho, esto es lo que ha venido sucediendo en Colombia durante muchos años. Un problema que por fin parece que va a ser resulto por las autoridades colombianas.
Para evitar el fraude o la explotación laboral en la industria de los chats eróticos de Colombia, el pasado 26 de julio, Modesto Aguilera, el representante de la Cámara de Cambio Radical, propuso un proyecto de ley para regular los contratos laborales de esta industria en Colombia. «Es hora de que el Congreso establezca una regulación para esa actividad laboral. Las compañías que contratan a esas personas tienen que respetar los derechos laborales de quienes trabajan para ellos. Esos trabajadores pagan tributos y no tienen protección laboral, los derechos laborales se debe respetan en cualquier profesión», dijo el congresista la semana pasada.
Como muestra de la falta de derechos laborales de las personas que trabajan en los chats eróticos de Colombia, Manuel Aguilera, expuso ante los presentes un ejemplo de lo que suele suceder en este negocio en su país. «El año pasado la Corte Constitucional reconoció los derechos laborales de una modelo webcam que fue despedida de su trabajo, luego de que su agencia se enterara de que estaba embarazada». Cuando sucedió esto, la Corte sugirió a las autoridades colombianas regular esta industria, sin embargo, hasta la fecha únicamente los representantes de los partidos de derecha habían defendido esta propuesta.
El proyecto de ley presentado por Aguilera ante el Congreso busca que todas las modelos de webcams porno que trabajan en Colombia tengan los mismos derechos laborales que en cualquier otra profesión. «Debe quedar prohibida toda actividad en esta industria en la que no se respeten los derechos constitucionales, legales y prestacionales consagrados a la normativa laboral vigente», se puede leer en una parte del documento presentado por Modesto Aguilera. Entre las medidas que contempla el artículo para defender estos derechos se contempla el acceso a la seguridad social de las modelos para mejorar su calidad de vida y acceder a los servicios prestacionales.
«Todas las personas que trabajen en este negocio deben tener los mismos derechos que en cualquier otro trabajo», concluyo el congresista. El proyecto de ley cuenta con un total de cinco artículos. Por el momento, la iniciativa está a la espera de ser discutida en el Legislativo. En el caso de que la nueva ley fuese aprobada, las autoridades colombianas tienen un plazo de seis meses, desde la entrada en vigencia del documento, para asegurarse de que se cumple todo lo que la nueva normativa establece.
Como se expuso al comienzo de este artículo, el entretenimiento para adultos ha experimentado un cambio radical gracias a los avances tecnológicos, sobre todo, a la evolución del campo digital. La pornografía ya no se mueve como antes, cuando se basaba en películas porno o en miles de páginas para ver estos contenidos gratis. Sitios como Xvideos o Pornhubb inundaron Internet de contenidos gratuitos, lo que provoco que gran parte del público emigrara a las webcams porno para disfrutar de una experiencia más auténtica, más emocionante. Así es como los chats eróticos fueron creciendo hasta lo que son hoy en día: el contenido pornográfico más popular entre los usuarios.
En todo este tiempo, miles de mujeres en todo el mundo –en especial, en países como Colombia- han decidido ganarse la vida de esta manera ante la imposibilidad de acceder a un empleo bien remunerado. De hecho, se estima que la industria colombiana aporta alrededor del 35% de todas las modelos webcam a nivel mundial. Un porcentaje similar procede de Europa del Este: Rumania, República Checa, Polonia… Asimismo, la pandemia provoco que muchas mujeres se vincularan a esta industria, ante los despidos masivos de empresas que quebraron por la situación generara por la Covid-19.
Colombia es uno de los países que más modelos aporta porque la mayoría de empleos en esta nación tiene sueldos muy precarios. Muchas mujeres y hombres deciden entrar en este campo laboral en busca de unos beneficios que de verdad les permitan pagar las facturas. La dificultad de encontrar empleos dignos, la falta de oportunidades…, ha provocado que la industria webcam sea una opción para miles de colombianos y colombianas. En la actualidad, este negocio genera más de 1200 millones de dólares (alrededor de 100 millones al mes) cada año en el país cafetero. Miles de personas depender de esta industria en el país sudamericano.
La inmediatez de benéficos es lo que lleva a muchos colombianos a unirse a esta industria. Sin embargo, lo hacen ignorando los problemas que presenta esta profesión en su país. A diferencia de lo que sucede en Europa o Norteamérica, en Colombia la mayoría de los estudios no tienen en cuenta los derechos de sus trabajadores. De hecho, esta profesión se considera un tabú, por lo que en la mayoría de las ocasiones no se garantiza a las modelos los derechos más básicos.
En Colombia, el modelaje webcams porno no se considera un trabajo formal, por lo que muchas plataformas se aprovechan y no pagan prestaciones a sus trabajadores. No suelen cumplir las condiciones mínimas de cualquier trabajo regulado. Por el contrario, los mismos estudios que suelen ignorar los derechos de sus empleados les exigen a cumplir ciertos requisitos. Por ejemplo, muchos chats eróticos colombianos establecen normas en cuanto a los horarios de trabajo de sus modelos. Les obligan a trabajar durante una hora determinada, a cumplir un mínimo de horas diarias frente a la webcam y los monitorean a todas horas para saber qué hacen en las webcams. Por si no fuese suficiente, esta industria tiene un índice de rotación de modelos muy elevado.
Según las estimaciones oficiales, alrededor del 90% de los colombianos que comienzan en este empleo lo dejan al cabo de tres meses. Esto se debe a que los negocios de las plataformas digitales en general tienen márgenes pequeños y requieren de altos volúmenes para que sean rentables. Todos estos inconvenientes han llevado a que durante los últimos años los trabajadores de esta industria solicitasen una y otra vez su regulación en Colombia. Por el momento, está por ver qué sucede. No obstante, el nuevo proyecto de ley es sin duda el primer gran paso en favor de los derechos laborales en el modelaje webcam colombiano. Veremos que sucede en los próximos meses.